Laburpena

Vemos su influencia en la calle, en los programas televisivos, en los debates políticos, en las charlas con familiares y amigos y hasta en las consultas de los psicólogos. Ha servido para justificar décadas de políticas de flexibilización, privatización y liberalización de sectores productivos enteros. Se suele decir de ella que es una herramienta democrática (la que más) y que sus principios responden a los de eficacia, eficiencia e igualdad. Tiene una gran influencia en nuestra sociedad y, sin embargo, poco se sabe de ella.

Es la meritocracia y, señoras y señores, está de moda – bueno, en realidad ha tenido sus más y sus menos a lo largo de la historia, pero ahora luce un traje de chaqueta nuevo y está que arde –. Ese traje de chaqueta nuevo lo proporciona el sistema bajo el que habita y que le reporta la condición de posibilidad necesaria para su propio existir. Y esa misma capacidad de existir devienen una serie de fundamentaciones conceptuales sin las que el concepto no sería capaz de sobrevivir. Digamos que estas fundamentaciones reporta al concepto una base sobre la que formar un corpus teórico que servirá para que los sujetos guíen su forma de pensar y actuar en sociedad en base a ellos. El guiarse en base a estos preceptos supone la incorporación de los mismos en la mochila de conceptos que modelarán nuestra manera de pensar y actuar en sociedad, dándose una asunción de los postulados neoliberales a través de los mismos. Comprender de qué se nutre, cómo opera y quiénes asumen sus postulados es esencial para su posible desarticulación.