Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional
Nazioarteko Lankidetza eta Garapenari Buruzko Ikasketa Institutua
El impulso económico general de los veinticinco años siguientes a la segunda guerra mundial alentó muchas ilusiones. En occidente, se creía haber descubierto, con el remedio Keynesiano, la solución definitiva al problema de la crisis y del paro. Se pensaba que habíamos entrado en la era de la prosperidad eterna y del dominio definitivo de la coyuntura.
El mundo socialista también tenían el convencimiento de haber puesto a punto las fórmulas modelo de un crecimiento aún mayor, que permitía a Krutchev anunciar victoriosamente que en 1980 la URSS habría alcanzado a Estados Unidos en “todos los terrenos”
En el tercer mundo afro-asiático el movimiento de liberación nacional, que había arrancado la independencia política, tenía también su saco de recetas. Mezclando elementos socialistas y capitalistas en dosis variadas según los casos, se creía poder superar el “subdesarrollo” por medio de la “independencia” (es decir, sin desconexión, en el sentido que hemos definido este término). En América Latina la tesis de la “modernización” (en su expresión conocida bajo el término de “desarrollismo”) cumplía las mismas funciones. Así, el orden económico mundial podría modificarse progresivamente en favor del tercer mundo.
Pero sin ninguna duda, los resultados han sido más modestos, de lo que se cree. Paralelamente al crecimiento “milagroso” de los países de la periferia europea y del Japón, el declive británico ha continuado mientras cristalizaba el malestar ideológico de la sociedad de consumo. A la denuncia del estalinismo no ha seguido el esperado paso adelante. A menudo, en el tercer mundo los efectos sociales que acompañaron al desarrollo en cuestión han sido negativos: desigualdad creciente en la distribución de la renta, marginación rural y urbana, etc… El redescubrimiento de los “límites externos” del crecimiento (recursos naturales limitados del globo) ha recordado igualmente la fragilidad de las perspectivas optimistas de los años 50 y 60.
De todas formas, la crisis global, declarada a principios de los años 1970 (hace ya más de 15 años), ha acabado con estas ilusiones o debiera haberlo hecho. Pero, esta crisis ¿ofrece una nueva oportunidad? (precisamente la de revisar las ideas dominantes de la posguerra), o ¿representa un obstáculo más?
Esta publicación está disponible en la biblioteca digital de Hegoa
I. La revisión del optimismo de los sesenta
II. La izquierda frente a la crisis
III. Un horizonte con pocas novedades
IV. Los posibles escenarios futuros
V. Un análisis a mediano plazo del Este y del Sur
VI. Una perspectiva para Europa del oeste
VII. Conclusión
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